29 dic 2018

DE BENIDORM DISCO… AÑORANZA Y RECRIMINACIÓN




Y quiero cerrar 2018 con el post nº 1.300 (número redondo). Y como en el último post publicado tratamos el tema disco, pues héteme aquí que lanzo una pincelada sobre algo en lo que voy a trabajar en firme como primer proyecto del 2019.

Me comentan que El gato negro, en lo que hoy es la Plaza Triangular, fue la 1ª discoteca de Benidorm allá por los cincuenta y tantos. Esto tengo que trabajarlo más.

Es que otras fuentes me dijeron que fue el Bobby’s Bar por obra y gracia de un judío austriaco, Kurt R. Braun, que se afincó en Benidorm allá por el 50. Pero el Bobby’s Bar era una Sala de Fiestas; y no la primera. Por lo tanto, no. Pero digamos que estaba el Bobby’s, me cuentan, en el kilómetro 127 de la Nacional 332. Y me he acordado del amigo Manolo Ballestero y de aquél titular de principios de los 90 (agitado, no batido, en lo político) -que el ABC no se atrevió a publicarle-: La sombra del Pacto llega hasta el kilómetro 127… y una local llamado KM estaba junto ante el mojón de tal numeral. Cosas del ayer.

Y me insisten: “es que primero fueron las Salas de Fiestas; que muchas pasaron a discotecas”. Y me citan el Manila Park como la más antigua de las salas de fiesta de Benidorm; recordemos que allí se celebró en 1959 el primer Festival Español de la Canción (Festival de Benidorm). Y sigue el listado: La Carabela (que muchos conocían como La Cueva), la ya citada Bobby’s Bar, El Alcázar (luego, Sevilla y finalmente discoteca Number One), Granada (luego discoteca Star Night), El Bolero, El Burro (que regentaron en su día Juanita Reina o Antonio Molina; poderío), La Ponderosa y otras más hasta llegar al Benidorm Palace.

Y me hablan de las Boites: locales de espectáculos donde bailar. Y ahí me citan La tortuga alegre, Mónaco, El sapo verde, Sant Louis, San Francisco, Toisón, Bonny’s… hasta llegar al Black Sunset -que se hacía llamar discoteca y ha llegado al 2018 como un espectro de lo que fue y como homenaje al gran Julio-.

Y por fin me hablan de las discotecas; de las discotecas de Benidorm. Sí de las que hablábamos en el post de ayer. Y ahí, además de El gato negro que abría esta reseña, aparece, en el listado La Carreta, Hipocampo, Safari (en lo que hoy es el hotel Joya; José Guardiola en su inauguración como estrella del momento), Sierra Helada (en lo alto de Sierra Helada, de la mano de Michel Salvador), El Corral, El Río, Borsalino, 007, Pippers, Studio 54 (luego Tito’s), América, Star Light, Baccus Garden -el paraíso de las suecas; antes, discoteca El Garaje-, Penélope -medio siglo de vida-, Bali, El Corral, Number One, Sunset (antes que el Black Sunset), Pachá, Tubos, Hipocampo, Cap 3000, El Circo, Jimmy’s, Madeira, Manila, Teddy’s, Torremolinos, Eva’s (en los bajos del Hotel Pueblo), Dolmen’s (en Gambo), Torrechó (en el Edificio Senabre), Stéreo, Minerva, Papillón, Chic, Don Juan (que me dicen que era un buen restaurante con sala discoteca “para después”), Jet Set, Krypton (a prueba de supermanes), Madeira, Nabab, Password...

Me propongo, tarea para el 2019, ordenar esto un poco; pero será misión interplanetaria. Si alguna disco me dejo, me la recordáis.



Antes, sólo dos pinceladas de dos de las salas más emblemática; garitas donde hice -de hecho- tantas guardias a finales de los ochenta.



De 1968 es Penélope. 4.000 m2 de discoteca en una parcela de 16.000… El emblema de la discoteca es un icono de Benidorm. Aquél contraluz de Mau, lacia melena y gran pamela, que se ha convertido en imagen indiscutible de la noche, del ambiente y de Benidorm por mucho tiempo que pase. Ver esa figura era -y es- sinónimo de fiesta y de Benidorm. Y Penélope ha cumplido medio siglo de fiesta continuada (1968-2018). Y eso es un mérito más de la gente de Penélope (todos los que han sido y son) y de la fiesta de Benidorm en éxito permanente.



De 1969 es el CAP 3000, el ovni que se plantó en Benidorm; así, por las buenas. El hiperboloide del parking ya ha tenido su post como uno de los iconos de Benidorm (que pasa desapercibido y es una obra singular), pero la discoteca, no. En 1970 vino para su inauguración oficial Led Zeppelin, el no-va-más del momento. Baste decir que Tony Leblanc (el actor) y Pepe Legrá (el laureado boxeador) estuvieron en el equipo de relaciones públicas. Un pegolí y dos gabachos pusieron en marcha el proyecto que trajo fines de fiesta internacionales de relumbrón (James Brow, Slade, The Fundations…) y que abrió un nuevo concepto de ocio nocturno: sala disco interior, espacio disco al aire libre, piscina, jardines, boutiques, capacidad para 3.000 personas, la mejor música del momento y DJ’s de nivel. Juan Santamaría fue el primero.

Historias apasionantes que me cuentan de aquel CAP 3000: que si uno de los empresarios franceses, piloto de helicópteros en la Guerra de Argelia, quería uno de aquellos pájaros que había pilotado en la contienda y que encontró uno en un desguace de Madrid; y se lo trajo. Y la cabina del DJ se instaló en la panza de un Sikorsky H34 Pirate. ¡Alucinante! Y ahí sigue, viendo pasar el tiempo.

Y el primer rayo láser de España (1975) se instaló en el CAP 3000; las máquinas de humo creaban la atmósfera y comenzaba el show, que se anunciaba como parte del gran espectáculo de la discoteca. Era el futuro y ya estaba al alcance de los amantes de la noche de Benidorm.

Y la principal marcianada era el emblema de la discoteca. Si la mujer de negro lo es de Penélope, el marciano cachondo con un cubata en la mano y un puro en la otra era el despiporre.

Con el tiempo, CAP 3000 pasó a ser el Star Garden cuando un grupo empresarial entró en liza con sus discotecas. Luego fue Mama Luna, otro referente de actuaciones, y desde finales de los años 90 es KU Benidorm, otro referente en la noche como todos aquellos “Héroesde la Noche” que retrató el Diario Información en sus dos encuentros (2016 y 2018). Por Ku han pasado la elección de Miss España o las semifinales del Festival de Benidorm.

Y aquí llegado, reflexiono. Sí, un buen día en los 90 vendimos (por decirlo elegantemente) nuestro Benidorm Disco y olvidamos que en torno a aquél universo discotequero y juvenil se movía un liderazgo comercial en moda -con Boutiques punteras como Banana’s, Stock, Nº 1, Revoltion o Edén- joyerías, tiendas de discos a nivel internacional y un ambiente sin igual que poco a poco nos fue comiendo Ibiza, que -la verdad sea dicha- siempre fue un referente.

Cuando desde mediados de los 90 no supimos que hacer con el urbanismo del Eje Discotecas, ni encontrarle solución en el entorno de Terra Mítica, hundimos la nave almirante del turismo joven de Benidorm. Ya nadie invirtió en ellas. Son un referente, pero ni sombra de lo que fueron.

Benidorm debe recuperar el espíritu juvenil que desde mediados de los cincuenta a mediados de los noventa nos situó en vanguardia internacional de la fiesta y el ocio.

Sí, las salas del Eje Discotecas se bajaron a la Playa de Levante a mediados de los ochenta y… necesitan también que cuando menos le pasen el espolsador (o el plumero); que estamos acabando la segunda década del siglo XXI.





Nota: Mi más sincero agradecimiento a mis amigos Félix Sánchez Luengo, Mario Ayús Rubio y al gran Richard Romero por refrescarme tantas excelentes imágenes de un Benidorm La Nuit que conocí a partir de 1987 y aún era el no va más. A otros, Jeff Theysandier, Filipo Master DJ o Francis Mira, aún no les he podido contactar, pero esto no podía esperar más.






27 dic 2018

DE AÑORAR AQUEL NIVEL… ¡¡BENIDORM DISCO!!




Estábamos el marqués y yo dando rienda suelta a la nostalgia en el día de San Esteban, 2º de Navidad -a falta de resaca, la pillamos moña con los recuerdos entre un cortado y un buen cigarro-, añorando aquel nivel disco que para nosotros tenía Benidorm y que, como siempre, tratando de hallar explicación sobre el inexplicable declive, percibimos sobre el nivel que nosotros conocimos.

Lo de bailar con música grabada, reproducida, es posterior a la IIGM, aunque, hemos de confesar, la cosa comenzó en plena ocupación nazi de París. En 1941, abrió sus puertas “La discothèque”, un lugar donde el público elegía la música que quería bailar. Dijo Maurice Chevalier -aunque no sobre esto, pero que viene al caso- que “París tenía que seguir siendo París” a pesar de esvástica. Y al principio aquella presencia nazi fue de guante blanco; luego, se complicó.

En aquel París relajado de 1941 que sólo pretendía seguir viviendo, no es de extrañar que se inventaran un garito como “La discothèque” y tuviera éxito. Pero con el final de la guerra y la penuria económica de la postguerra esta y otras salas similares que surgieron a su estela, se hundieron económica y socialmente.

Pero los soldados que liberaron París se llevaron la semillita discotequera a su país. En los EEUU, dicen, estuvo latente la cosa, pero es que se dice eso porque no hay por ahí muchas referencias a locales que triunfaran al otro lado del Atlántico.

Eso sí, ya en los años 50, tras el éxito de un local de Aquisgram (Aachen/Aix-la-Capelle), el Jockey Tanz Bar (1953; remodelación del Scotch Club), la cosa cambió.

Y no fue el local en sí, que fue al genio de un joven estudiante, Klaus Quirini a la hora de seleccionar su música y animar las fiestas. Había nacido la disco moderna y el discjockey: le ofrecieron un sustancioso contrato por poner música y animar las noches de Aquisgram.

El éxito del Jockey Tanz Bar motivó que aparecieran por las principales ciudades de Europa y los EEUU locales similares. Los de más fama, en Nueva York: “Le Club” y “Peppermint Lounge”, sala que se hizo archi famosa porque allí se comenzó a bailar el Twist y allí comenzaron las go-gós.

Klaus Quirini; (a) DJ Heinrich
Y dicen -cuentan y relatan- que en honor a Klaus Quirini, del Jockey Tanz Bar, el que animaba las fiesta con música “enlatada” se creó el palabro el Disc-Jockey y Klaus fue el primero en ser conocido como tal. Bueno, se hizo famoso como DJ Heinrich. La cuestión era para preservar su anonimato. Su padre, también Klaus Quirini, era miembro destacado de la cúpula del Deutsche Bank y en los años 50 la bohemia y la banca no conjuntaban

Bueno, sobre esto del DJ habría mucho que contar. Hay quien le otorga al californiano Ray Newby ese honor de ser el primer DJ (1909; que ya ha llovido desde entonces). Esto viene de cuando en 1935 el periodista norteamericano Walter Winchell (el ‘inventor’ de la columna de sociedad en la prensa diaria) llamara así -DJ- al locutor de radio Martin Block que ponía música “enlatada” para mantener a la audiencia en el dial mientras esperaban el desenlace del secuestro (y asesinato) del hijo de Lindberg, el primer aviador en cruzar el Atlántico.

La gente del gremio tiró del hilo y antes que Block resulta que otros muchos ponían música “enlatada” en la radio y hacía mezclas y ese título de DJ era más antiguo. En una de esas sesiones de pinchar discos y mezclar músicas un tal Alan Freed inventó el Rock’n’Roll (1951). Pero todos estos eran gente de radio y no de discoteca que es lo que ahora nos trae.

Y hablando de discotecas: al británico Ron Diggins le adjudican también lo de ser el primer DJ. Diggins, un ingeniero de sonido, construyó el primer equipo tándem con mesa de mezclas, un equipo móvil que llamó Diggola y que era ideal para generar fiesta allí donde lo llamaban. Constaba la Diggola de dos tocadiscos, una mesa de mezclas, un amplificador, micrófono y luces. El invento de Diggins, la discoteca móvil, es de 1947; pero no comenzará a ser conocido hasta 1955 cuando DJ Heinrich llevaba un par de años de éxitos.

Y mezcla que te mezcla trabajaron los DJ’s del momento hasta que comenzó la eclosión de la música Disco que dará carta de naturaleza a las discotecas. El Soul será la base musical que entrará de lleno en ese concepto; el Soul de Filadelfia, por más señas. Leo que le apuntan a Jerry Butler (1969) el arranque con su “Only the strong survive”. Muy poco disco lo veo yo, pero…

Y el sonido disco entró de lleno en las discotecas, que se pusieron de moda total en los años setenta y rivalizaron por ser lo más de lo más. Dicen que Studio 54 (calle 54, West Manhattan, NY; había sido el Estudio 52 de la CBS) fue eso; lo más de lo más. Y desde luego que sí, que aún flota en el aire el etéreo nombre de Studio 54. El caso es que las más emblemáticas discotecas han tenido una vida fugaz. Studio 54 se inauguró en el 74 y cerró -fue clausurada- en febrero de 1980. Paradise Garage, el icono gay neyorquino, funcionó sólo una década (1977-1987). Sí, efímeras pero están en el imaginario colectivo.

Es que las discotecas, sobre todo las punteras, crearon un nuevo estilo de vida y de conducta: libertad sexual (y drogas). Pero eso no entraba en la reflexión al amparo de dos buenos cigarros con los que el marqués y yo redimíamos el paso del tiempo de este miércoles último.

Lo nuestro era hablar de Benidorm y de sus discotecas. Cualquiera de las grandes de Benidorm llevan más, mucho tiempo más, en candelero y han sobrevivido a generaciones. Ahí anidaba nuestro argumentario. Es que era tal el nivel que en una edición de Fitur las discotecas fueron las protagonistas del gran reclamo turístico de Benidorm.

La historia de las discos de Benidorm comienza en los sesenta… Salieron a la palestra nombres de personajes y nombres de salas, anécdotas y vivencias.

Y nos preguntamos: ¿Qué pasó con ellas?, ¿por qué no han conservado aquel fulgor?, ¿quién o quienes conocen la respuesta?, ¿dónde debieran estar para volver a ser dignas de aquel Benidorm la nuit?, ¿Cuándo dejaron -si dejaron, claro- de ser el icono es que nosotros referenciamos?, ¿por qué -creemos- han perdido el aura?, ¿Cómo es posible recuperar aquel -por nosotros añorado- gran momento?

¿Qué pasó con la milla de oro?; ¿Por qué no llegó el corner a Terra Mítica?; ¿Cómo hemos dejado que el tiempos nos pille de esta guisa?

Muchas preguntas, pocas respuestas, un cigarro que se acaba y que hay que lavar el coche. ¡Qué mayores que estamos!

Pero estas dudas (existenciales) tiene que hallar respuesta en otros post; cuanto antes, mejor.






22 dic 2018

DE POLITICA TURÍSTICA (y IX) - De que el turismo es indestructible, ¿O no?




Y llegamos al siglo XXI en este repaso, mi repaso (mi muy particular repaso), a la política turística de este país cuando está a punto de entregar la cuchara el octavo año de la segunda década.

El segundo gobierno Aznar (2000-2004) diseñará su política turística y sus planes de excelencia turística para el periodo 2000-2006 a través del PICTE (Plan Integral de Calidad del Turismo Español), que surcando la cresta de la ola turística nos colocará con buenos resultados ante el inicio de la crisis económica mundial que el Turismo advierte en 2007.

El PICTE ya analiza las transformación que se avecinan en el sector y en el comportamiento del turista; las nuevas tendencias son objeto de análisis. Los efectos de la globalización se analizan; se tienen en cuenta la subcontratación de actividades; las nuevas formas de la intermediación y comercialización; el factótum Internet y las nuevas tecnologías. Se aventura lo que ocurrirá y, de hecho, ocurre al compás que el PICTE está en la calle.

Se creó el Observatorio del Turismo… pero se ha pasado el tiempo buscando ovnis.

El PICTE se centró en aspectos de calidad y desarrollo tecnológico. Los Sistemas de Calidad pasaron a ser la tónica del sector. Se creó el ICTE (Instituto de Calidad Turística Española). El ICTE nos llevará al Sistema de Calidad Turística Española y a la calidad en destinos turísticos (SICTED).

A través del Instituto Cervantes, se programará un Plan de impulso al turismo idiomático bajo el prisma de la enseñanza del español como recurso turístico que llevará a programaciones específicas, independientes, de turismo cultural creándose el marco de una auténtica oferta turística cultural que, la verdad, siempre había existido y habíamos presumido de ella, pero no orquestado.

En 2004 ganará las elecciones José Luís Rodríguez Zapatero. Estábamos en una etapa dulce en que las millonarias ayudas de los gobiernos despertaban adhesiones por doquier.

Y, de repente llegará la crisis. Todos hablan de la crisis de 2008; pero en 2007 los hoteleros de media España ya dijeron que las cosas estaban mal. Aunque como siempre estaban quejicosos, poco caso se les hizo. En octubre de 2007 las subprime (hipotecas basura; DR Horton, en marzo, lo anuncia) explotaron, Bear Stearms y los hedge funs la crisis hipotecaria llegó al sistema financiero USA (quiebra de Lehman Brothers) y en nada al internacional (informe OCDE: “la crisis financiera podría alargarse por tiempo indefinido”), con los problemas de liquidez (derrumbes bursátiles de enero y octubre), crisis alimentaria (que nos pillaba lejos), el desempleo (que se disparó)… La crisis bancaria (2010) y los rescates bancarios, el movimiento 15M (2011)…

Aún en 2017 se especulaba con que si España había salido de la crisis. Toda una década. Y eso que se consideraba que en 2014 habíamos salido de ella.

El caso es que Rodríguez Zapatero (2008-2011; 2º mandato, tras negación y brotes verdes de moho) y Rajoy Brey (2011-2018) encararon la situación. Aquí es economía pura y dura: 100.000 millones de euros a la banca en rescates y 50.000 millones del Plan E, con reforma laboral de unos y otros. Sí, por que a la de ZP siguió la de Rajoy con más recortes desde aquel 21 de diciembre de 2011 y todas estas cuestiones las tenemos más frescas.

¿O no? Porque los planes de 2009 para atraer turismo chino aún me martillean en la cabeza; como las de impulsar el turismo sostenible. Zapatero fue el de “las cifras del turismo asustan” (y estábamos en crisis) apostando por equilibrar los flujos turísticos. José Montilla y Joan Clos fueron los titulares del departamento 2004-2008; Miguel Sebastián y Elena Espinosa los responsables hasta 2011. De destacar, en Plan Renove Turismo (400+600+1.000 millones de €) o el Plan FuturE (500 millones a través del ICO) para sostenibilidad energética y accesibilidad. Y sí, con el turismo llegó el célebre traspiés ante el micrófono, hablando de la promoción del turismo español en Rusia, ante el primer ministro Medveded, de un acuerdo para “estimular, para favorecer, para FOLLAR (apoyar) ese turismo”.

Es Zapatero quien comienza con los consejos de ministros monográficos para el turismo; recuerden lo malita que estaba la cosa: congelación tarifas aeroportuarias y nuevas rutas de navegación comercial. Y como España estaba en la presidencia del Consejo de la UE (enero-junio 2010) hasta se convocó la primera Reunión de Ministros de Turismo de la UE; de las llamadas “informales” hubo varias (y sigue habiendo), pero aquella, en la que se invitó a Iberoamérica, una y solo una. No más. Y también una Conferencia Euromediterránea de Ministros de Turismo a la que, muy en la línea zapateril, se invitó hasta a la Liga Árabe. Y no olvidemos la Declaraciónde Madrid (15.04.2010) sobre sostenibilidad medioambiental, cultural y social del Turismo. Y hasta llegamos a la Nueva Economía del Turismo y el Plan 2020 que excede mi capacidad de comprensión y consiguiente explicación para este Post.

Y el 22 de diciembre de 2011 presenta Rajoy su nuevo gobierno, tras su victoria en la urnas, y el canario José Manuel Soria es ministro de Turismo (e Industria y Energía), al que sucederán como titulares Luís de Guindos, brevemente (abril a noviembre de 2016) y Álvaro Nadal hasta junio de 2018.

Rajoy pedía “cuidado y mimo para el turismo” cuando arrancó la turismofobia. Y pidió más: responsabilidad y sensatez. Reconoció que el turismo “tiraba del carro” de la Economía española. Y es que con Rajoy y sus duras, durísimas medidas, la economía se fue ajustando y con viento de cola procedente de Europa y del mundo, esto fue mejorando. Comenzó recortando el presupuesto de turismo en 2012 un 30%... cuando había dicho en su discurso de investidura que “El turismo es nuestra principal industria exportadora”. Todos se apretaban el cinturón y Turismo, también. Y como íbamos de récord en récord, una de aquellas tardes palmesanas dijo aquello de que “el Turismo en indestructible”.

Fue el tiempo de expansión de las ayudas a jóvenes emprendedores y del FOMIT, Fondo financiero del Estado para la modernización de la Infraestructuras Turísticas. También un Plan Integral de Turismo y, como en todo este tiempo, desde mediados de los años ochenta, las Comunidades Autónomas gestionando planificación y políticas por su cuenta.

Y sin ninguna política de Estado más.

Primero, porque estábamos en los inicios (1951-1962); luego, porque estábamos en fase de desarrollo (1962-1974); después, porque nos estábamos modernizando (1974-1982) y pesaban mucho las incertidumbres. Luego, llegaron las CCAA y la dualidad; pero eso abre una nueva etapa. Primero, nos tuvimos que adaptar (1982-1991); luego, nos tuvimos que poner las pilas e innovar al compás de los tiempos (1991-1996) para iniciar un periodo de cooperación entre administraciones (1996-2006) que la crisis mandó al garete.

Y como la cosa era -y es- tan solvente que resistió, aquí que estamos pensando como subsistir cada uno por su lado. ¿O no?






19 dic 2018

DE POLÍTICA TURÍSTICA -VIII- De cuando hubo dinero a punta pala. (Futures I y II)




La Ponencia para el análisis de la situación actual del Turismo en España que cerraba el Post de ayer fue un diagnóstico de la realidad del turismo español en la década de los 90. Pedía un plan de mejora de la competitividad centrado en la calidad del producto turístico, insistía en la formación y reciclaje de los trabajadores y de los directivos, apostaba por la innovación turística, planteaba la necesidad de los estudios de impacto ambiental, social y cultural de los nuevos proyectos turísticos y abogaba por el desarrollo de los sistemas de información de la oferta turística española. Exigía reorientar el sector bajo premisas de calidad y rentabilidad insistiendo en que la clave del éxito de final de siglo estaba en la “diversidad de los productos de ocio”. Vamos, lo que al poco iba a ser el Plan Futures.

En octubre de 1991 comenzó la reorganización de la estructura turística del Estado y se privatizó lo estatal que aún quedaba en materia de turismo -salvo Paradores-. Se suprimió el Instituto de Estudios Turísticos y se creó Turespaña (Instituto de Turismo de España). 

También se planificó el marketing turístico. Pero cuando se quiso ir más allá, sólo un poco más allá, se chocó con las CCAA que pusieron el grito en el cielo. Total: volvimos en los noventa a estar sin un modelo de política turística global, que es de lo que va esta serie de post. De ella y de su ausencia.

Claudio Aranzadi, el 4º ministro socialista de Turismo pasará desapercibido. ¿Alguien lo recuerda? Pero por lo menos recuerden que con él empezó el martilleo con la sostenibilidad turística. Apareció la Agenda Local 21, a partir de la Declaración de Río que sale de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. A Aranzadi hay que agradecerle ese empeño en que se viera al turismo como un sector económico más; lo que es.

De este periodo es la Comisión Interministerial de Turismo y la Conferencia Sectorial de Turismo. La colaboración público-privada desde la Administración central rompió las barreras y así, como anuncié, se llega al Plan Futures.

El objetivo principal era apostar por la calidad, pero sin desdeñar ni un ápice el aumento de la competitividad, la modernización de las estructuras empresariales y diversificar la oferta para hacerla más variada y atractiva. Plantea el Futures-I (1992-96) coordinarse y cooperar entre las administraciones, poner al día la oferta turística.

Contemplaba los Planes de Destino para promover una nueva cultura turística que resultaron ser un modelo de cooperación entre administraciones (central, autonómica y local). El Plan Piloto se ejecutó en Calviá (Plan de Excelencia para Calviá) con 1.500 millones de pesetas en inversiones para la renovación física del entorno y la invención de un programa para vencer la estacionalidad –“Calviá, el invierno europeo”- así como la creación de un Instituto -IFOC- para las cuestiones laborales (formación y ocupación) de la zona Calviá-Palmanova-Santa Ponça.

Y hasta 12 actuaciones se aplicaron a continuación a cargo del Futures-I: Torremolinos, La Manga, Valle de la Orotava, Gandía, Benalmádena, Roquetas, Gran Canaria Sur, Llanes, Peñíscola, Sant Antoni de Portmany, Menorca y Málaga. Casi 6.000 millones de pesetas de inversión.

El sucesor de Aranzadi y 5º ministro -no hay quinto malo y más si está frío- será Javier Gómez-Navarro Navarrete. Con él se consiguió la conceptuación de sector económico al demostrarle a la clase política -a la suya y a la otra- que el turismo no era algo coyuntural, como se venía comprobando desde mediados de los años 60 y no entiendo el por qué la inmensa mayoría no aceptaba.

Dejó preparado un Futures-II -Plan Marco de Competitividad del Turismo Español (1996-1999)- con líneas aún más definidas y específicas a través de 8 programas: coordinación, cooperación, calidad, formación, tecnificación, nuevos destinos, productos turísticos e I+D+I, crédito turístico y programa de subvenciones que, como estaba operativo el Consejo Promotor del Turismo (1994) se coordinaron iniciativas buscando equilibrios entre las ramas políticas y empresariales.

Y es en 1996 cuando irrumpe en la escena política el Partido Popular que gana las elecciones y Rodrigo Rato se convierte en el primer ministro de turismo del PP, con Fernández Norniella como Secretario de Estado. El Futures-II del PSOE estaba aún calentito y en el horno; y como había dado buenos resultados el Futures-I, aunque no lo habían parido, los populares deciden aplicarlo. Le dan un baño de azulete y al poco le añadirán las llamadas “23 Medidas de Actuación” que emanaron del Congreso Nacional de Turismo de 1997. Ahora se potenciará la calidad frente a la competitividad.

En el 98 Elena Pisonero accedió a la Secretaría de Estado con Germán Porras al frente de la dirección general y culminaron el plan; ahora con las CCAA (estrategia). Y se crearon los institutos de Calidad de la Hostelería y de las Agencias de Viaje. Se puso el máximo empeño en implantar un sistema de información y señalización turística homogéneo.

La cuestión era actuar sobre los destinos maduros del litoral a través de Planes de Excelencia Turística (mejoras ambientales y urbanísticas). Y para los destinos con patrimonio histórico se diseñaron Planes de Dinamización del Turismo centrados en la pernoctación: atraer más turistas que excursionistas, aunque campañas de marketing como la “Bravo Spain”, a mi entender, no significaran nada.

Al Futures-II (1996-99) le adjudicaron 55.000 millones de pesetas para 36 proyectos: desde una Estación Náutica en el Mar Menor a desarrollos generales en Oropesa del Mar, Sanlúcar de Barrameda, Lloret, Salou, Cambrils, Callella, Aranjuez, Trujillo, Peñafiel  y Fuengirola, junto a iniciativas en los valles de Tena, Benasque, Boí, del Cidacos y de Trubia, entre otras. En fin, muchos dinero: era la época de las vacas gordas.

Lo bueno del Futures-II es que se elaboró con la peseta devaluada, y con tensiones en Europa del Este y Norte de África: viento en popa a toda vela.

Por su parte, las CCAA habían comenzado a aplicar planificación desde principios de los años 90. Andalucía fue la pionera en 1990 con las Directrices Regionales del Litoral. El Plan Insular de Ordenación de Lanzarote (1991) y las Directrices Regionales de Ordenación del Territorio de Asturias (1991) sentaron las bases de la nueva etapa. Cataluña (1995), País Vasco (1997), Aragón (1998) y Baleares (1999) completaron la primera etapa, si bien Mallorca (1996) e Ibiza y Formentera (1977) habían sido las pioneras en ponerse a ello ordenando la oferta turística existente y dejando parámetros muy específicos y concretos a las iniciativas venideras.

Bueno, también se avanzó -en la última década del siglo XX- en la liberalización del transporte de viajeros por carretera, se redactó una nueva clasificación hotelera y se promulgaron leyes de incidencia -Ley de Costas (y su Reglamento)-. También se ratificaron los convenios internacionales sobre condiciones de trabajo en los hoteles y se autorizaron las operaciones de cambio de divisas en establecimientos turísticos tras la liberalización de tráficos e inversiones monetarias. Ah, se estableció el régimen del IVA y se consiguió uno reducido para el sector, así como la implantación del Turismo en la Universidad.

¿Lo más destacado de este periodo? Pues… el bajo nivel de implicación del sector privado, la raquítica planificación estratégica y la dificultad para dar continuidad a las programaciones con futuro. Pero dinero, contante y sonante, ¡un montón!




18 dic 2018

DE POLÍTICA TURÍSTICA (VII) – De cuando sed apostó por lo rural y lo verde; de los 80




1975 marca un punto de inflexión; 1976 comienza con un nuevo Jefe de Estado, pero con la misma política turística. Hasta junio de 1977, con la primeras elecciones, todo es continuismo en turismo.

A partir de 1977, un 4 de julio, se rompe con la etapa anterior: desaparece el Ministerio de Información y Turismo. Pero será la Constitución la que marque, ya en 1979, la política turística. Las Comunidades Autónomas tomarán la batuta y cambia el concepto. Bueno: más que cambiar, resulta que colocó cabezadas a un corcel desbocado como era el turismo.

Enrique Barón, primer ministro socialista de Turismo, nombra Secretario de Estado de Turismo a Ignacio Fuejo (que luego encontraría acomodo en Paradores y en la Embajada española en Lisboa -consejero de Turismo- hasta el final de su vida laboral). Fuejo marcará la década de los 80; tuteló el traspaso de competencias en Turismo a las CCAA y se empeñó en los turismos alternativos.

Lo de ‘tu-te-lar’ es una forma benevolente de escribir. Todas las CCAA querían asumir turismo porque ‘vendía’ como nadie en lo político, en lo social y en lo económico… y era una nueva forma de ver ‘quién la tenía más grande’; muy de mocetón español en la pubertad democrática. Y como la Carta Maga no recogió reserva competencial alguna para el Estado en materia de turismo, pues… ¡ancha es Castilla! Bueno, al final interpretaron los expertos el tema y se repartieron las cuestiones.

Y mientras transfería competencias, Fuejo buscaba la alternativa al turismo de Sol y Playa con lo que intensificó la promoción de los apellidos turístico rural, verde, cultural y gastronómico desde un departamento que cada vez tenía menos implantación territorial. Y dejando a un lado mi secular bordería, la verdad es que con Fuejo hubo planes de modernización hotelera y se confeccionó un Inventario turístico; hasta se reconocieron públicamente los problemas de sector. También he de señalar que es en este periodo cuando se comenzó a construir la rentabilidad social del turismo.

Y dicho esto, vuelvo a Fuejo y a sus cosas. De sus apoyos firmes a aquello del turismo rural fructificó lo de Taramundi (1985); un Consejo de Ministros eligió el concejo astur para la experiencia pionera a través de DITASA (Desarrollo Integral de Taramundi, SA). Y allí se creó la primera ruta de senderismo turístico de España. Y se beneficiaron, en un primer paso, Taramundi, Llan y Teixos. Así que, castaños, robles y abedules, en un terreno pizarroso, comenzaron a tener atractivo turístico sin ser un lugar de playa. ¡Cómo nos había cambiado a los españoles la democracia!


Abel Caballero fue el segundo ministro; continuista. José Barrionuevo fue el tercero; hizo lo mismo. Con ellos, Fuejo seguía mandando desde la Secretaría de Estado y seguíamos sin una estrategia nacional de turismo en los 80; sólo iniciativas concretas de las Comunidades Autónomas y una apuesta estatal por lo verde y rural centrada en Asturias… porque los otros dos nodos previstos fracasaron: Sierra de Gúdar-Bajo Maestrazgo y Cuacos de Yuste. Incluso los apoyos a Peñamellera y Alto Turia también quebraron.

Destaco lo del turismo rural porque lo que no fuera Sol y Playa hasta entonces había demostrado tener el ni el más mínimo arraigo en la vieja piel de toro. Recordemos que lo de “Vacaciones en casas de labranza” (1967) no pasó de ser una anécdota: “un programa cargado de buenas intenciones pero carente de realidad” (Guarmido y Vilches, 1997). Resultó la idea franquista un programa más consolidado que las iniciativas del llamado “neorruralismo” de la transición -ideales para los manuales universitarios de la materia-, pero de mínima incidencia.

La verdad es que la medida conceptual del llamado turismo rural, apoyada en pilares como que ralentizaba el despoblamiento rural, ayudaba a las rentas de los agricultores, diversificaba la economía de las zonas agrarias y preservaba tanto el medio natural como la riqueza patrimonial no encontró quien le pusiera objeción alguna.

Pero los 80 también tienen sus sombras. A Fuejo no le salió lo de los Estudios de Turismo. A través de la Ley General de Educación intentó dar carta de naturaleza a las enseñanzas de Turismo en el nivel medio (que se estaba intentado desde 1963); no lo consiguió. Tampoco a nivel universitario (habrá que esperar al año 1996; Decreto 259/96). Y plasmó su recelo (no se me ocurre otra manera benevolente de llamar a su fobia) al turismo de Sol y Playa potenciando insistentemente las modalidades turísticas de la caza, la pesca, de balneario, de parques naturales y de Tercera Edad. Nacerá el programa de vacaciones del IMSERSO (1985) a partir de la experiencia continuada de “Juntos en Navidad” (1980).

Y vuelvo a Fuejo y a lo verde porque desde la Facultad que tengo grabado ‘a fuejo’ esto: “hay tantos turismos como motivaciones puede tener el turista para viajar” y, resulta que, esta del medio rural es una; manque me pese (permítanme el arcaísmo).

El caso es que los ochenta se nos pasaron en nada; con una administración central apostando por el turismo rural y haciendo dejación de funciones hacia las CCAA que camparon por sus fueros. El viejo decreto del 74 (2482/74) sobre Medidas de Ordenación de la Oferta Turística se pasó toda la década de despacho en despacho y en cada mesa le encontraron una utilidad a partir de la cual hilvanar una medida sobre preferencias de uso turístico, fomentar la construcción de infraestructuras o condicionar la posibilidad de construir nuevas instalaciones turísticas siguiendo la nueva tendencia de respeto al Medio Ambiente. Aquel decreto fue, como decía un veterano alcalde de Benidorm, ‘la bota de Charlot; la de pases por la olla que llevaba y, luego de mordida, al pie’.

Y, como dije, de interpretar la Constitución dedujeron los saben deducir cuando no pone nada que las CCAA se quedarían con la planificación del turismo, la ordenación de las actividades e industrias turísticas y su inspección, con lo de las agencias de viaje en esa comunidad, con la potestad de la apertura de establecimientos turísticos y con la regulación, coordinación y fomento de las profesiones turísticas. Para el Gobierno central quedó la supervisión bajo la premisa de que la coordinación de la planificación general de la economía le correspondía a Madrid y dada la importancia del turismo como sector económico, pues eso: coordinada el turismo. Y asumida esa coordinación, pues aquello de las relaciones internacionales que afecten al sector turístico, lo de las agencias de viajes cuando el ámbito sea de más de una comunidad autónoma cuando operen en más de una Comunidad Autónoma; la promoción y, atención, “la comercialización del turismo en el extranjero” con la excusa de que es ¡¡una actividad de comercio exterior!! Además, las cosas del Seguro turístico y la legislación general. En un principio, también, tuvo todo lo de los  títulos profesionales de turismo. Y, al alimón, la Administración Central y las Administraciones Autonómicas asumieron competencias compartidas en materia de subvenciones, información a los turistas y recopilación de datos estadísticos.

La década termina con el Libro Blanco del Turismo (1990) y se abrirá con la Ponencia Parlamentaria sobre el Sector Turístico… pero eso ya será en 1991. Otra década.












13 dic 2018

DE POLÍTICA TURÍSTICA EN ESTE PAÍS (VI) – De cuando la prima Angélica se llevó por delante un ministro y la descentralización de la política turística.




La verdad es que, hablando de política turística, me falto en el post anterior contarles que a raíz de la aprobación en el 62 de un informe sobre la Economía española (realizado por el Banco Internacional de Reconstrucción; hoy, Banco Mundial) en España comenzamos a entender lo que era el Turismo, macro económicamente hablando.

En él se le explicaba a los de aquí que nuestra posición geográfica iba a ser determinante para nuestro futuro en materia de turismo, pero que el Régimen tenía que ponerse las pilas. Recomendaba ordenar el desarrollo. Para ello pusieron a Fraga en el Ministerio del ramo y se dedicaron a incluir en la planificación estratégica (Planes de Desarrollo I [64-67], II [68-71] y III (72-75]) capítulos específicos sobre el turismo, porque se entendió que el Turismo servía, hasta, para ordenar el territorio. Otra cosa es que algunos agentes del proceso se lo saltaran a la torera.

El caso es que, podemos decir sin problemas que, esa ordenación es la asignatura pendiente y ha lastrado muchas iniciativas. Y en con ese nueva sensación de que esto funcionaba se celebró, tras algunas asamblea provinciales (pocas), la 1ª Asamblea Nacional de Turismo (1964) que sirvió para aquellos de consolidar el “Spain is different”, las fiestas de Interés Turístico, las denominaciones geo-turísticas (Costa Blanca, por ejemplo), el Seguro Turístico, la Orden del Mérito Turístico y la promoción especial del Turismo de Caza y Pesca pensando, más que en nadie, en las habilidades de El Caudillo.
La verdad sea dicha: el “Spain is different” (¡Viva la diferencia!) sigue siendo un acierto. Y no es de los 60; que es de finales de los 40. De 1948, de la DGT de Luís Bolín; y se originó a partir de un “Spain is beautiful and different”.

Ya en faena de eslóganes y en honor a mi amigo Cecilio que pena porque insistamos, una y otra vez, en lo de Benidorm, capital Europea de Sol y Playa, echaré un vistazo, aquí llegados, a este vector promocional que está cayendo (dicen los gurús de esto) en el olvido. Se me acuerdan -y si no, aquí estamos para recordarlo- eslóganes del tipo “Pase Ud. Sin llamar”, “España es simpatía” y “Su lugar de reunión” -años 70-; “Todo bajo el Sol” bajo el cartel ‘del Sol de Miró’ y que se reformó hasta un “España, todo bajo el Sol” y hasta un escueto “Smile!” (que está Ud. En España de vacaciones) que primó en los 80; los muy british de los años 90, del tipo “Passion for life” y “Bravo Spain” que, siguiendo la modo de la lengua de Chéspir nos llevó en el XXI al “I need Spain”.
Pero volvamos a los 70. En 1973 ya tenemos el primer diagnóstico de errores cometidos. Y sólo habíamos empezado con esto. El documento emana de la Comisión que preparaba el IV Plan de Desarrollo (76-79); el que nunca llegó a activarse porque las sucesivas crisis del petróleo le alteraron los cálculos y la muerte de Franco le cerró las puertas. Si el 3er Plan ya estuvo tocado por petróleo y por la lentitud en su puesta en marcha, el 4º ni te cuento.

Pero los técnicos hicieron su trabajo y la Comisión denunció la congestión de zonas del Mediterráneo y de Baleares, constató que la estacionalidad era un hándicap, criticó la especialización -por zonas- en determinados mercados emisores y avisó de los problemas de esa dependencia y la excesiva apuesta por el producto Sol y Playa, obviando otros. Conclusión: cierto agotamiento del modelo en función de la política turística llevada a cabo.

A la vista del informe, y con la que estaba cayendo, el propio sector comienza el proceso de adecuación a la realidad, más que de modernización. El panorama de 1974 era desolador en los mercados exteriores. Tanto el efímero Pío Cabanillas Gallas (ministro entre mayo y octubre de 1974; cesado por culpa de “La prima Angélica[1]; los problemas de compartir ministerio el cine y el Turismo) como León Hererra Esteban (octubre 74 a diciembre 75), su sucesor, lanzan lo que se llamaron Paquetes de Medidas Urgentes que sólo parchean. Un detalle: el paro (y era otra forma de computarlo) pasó del 2’50 de 1973 al 14’03 de 1980. ¡Vaya trago!; pero es que el precio del barril (crudo Texas) se puso en ese mismo periodo de los 20 a los 100 $. Y con esos mimbres, ni turismo, ni cestas.

Los 70 fueron de convulsión. Nada más morir Franco, Arias Navarro nombra Ministro a Adolfo Martín Gamero que lidia la etapa como puede hasta julio de 1976 en que Andrés Reguera Guajardo capeará el temporal hasta la celebración de las elecciones democráticas de junio de 1977 que iniciarán una nueva etapa para el turismo.

Tal es así que el día 4 de julio de 1977 le dan carpetazo al Ministerio de Información y Turismo. En su lugar crean la Secretaría de Estado de Turismo en un nuevo departamento llamado Ministerio de Comercio y Turismo. Su primer titular sería José Antonio García Díez al que acompañará un veterano director general con los anteriores ministros franquista, Ignacio Aguirre, como Secretario de Estado para el Turismo.

En mayo de 1980 llegará a ministro el “alicantino[2] Luis Gámir. No tuvo tiempo para nada porque su permanencia en el Ministerio fue muy corta; en octubre ya me estaban fusionando Comercio con Economía y mandaron al Turismo, como Secretaría de Estado, a Transporte y Comunicaciones, que sería el Ministerio de Turismo, Transportes y Comunicaciones, con Gámir, nuevamente, de Ministro… Pero esto nos lleva ya a la década de 80…

Lo más novedoso: la creación (04.07.77) de la Secretaría de Estado de Turismo, el reforzamiento en funciones del Instituto Español de Turismo y la reorganización de la Administración Turística española en el marco constitucional.

La Constitución del 78 es importante, además, porque abre la puerta a las competencias de las Comunidades Autónomas en materia de turismo. Las CCAA podrán planificar la actividad y ordenar la industria turística. Vamos, la descentralización.

Camino a la España de las Autonomía, que se veía venir, en materia de Turismo se puso en marcha un Plan de Modernización hotelera (aumentar calidad y limitar la oferta), la Declaración de Territorios de Preferente Uso Turístico, la Ley de Espacios Naturales Protegidos contó con Reglamentación. La normativa de precios dio un salto cualitativo: libertad de fijación de precios (15.09.78). Y luego acciones sobre costas, puertos deportivos, apartamentos y viviendas turísticas vacacionales y algunos detalles más que marcarán la nueva década.









[1]La prima Angélica” es un película de Carlos Saura que obtuvo el Premio del Jurado en el Festival de Cannes y no gustó nada a Franco.
[2] Fue diputado por Alicante en un par de ocasiones: 77-79 y 79-82. Luego lo fue por Murcia; cosas de cuna.

12 dic 2018

DE POLÍTICA TURÍSTICA EN ESTE PAÍS (V) – De articular el turismo y aprovechar la tele




La década de los 50 termina con el Plan de Estabilización (1959) y sus primeras consecuencias. El plan comenzó implementando un fuerte descenso al gasto público y aumentando los impuestos; eso sí, acompañado el proceso de una tímida reforma fiscal.

Aquél Plan de los primeros tecnócratas fue aprobado a regañadientes, explicaba recientemente Jordi Maluquer en un análisis del proceso.  

No estaba bien visto por la Vieja Guardia este plan restrictivo, pero los primeros resultados colocaron una sonrisa en El Pardo: se recortó el déficit, el aparato empresarial del Estado comenzó a pasar a manos privadas y el Banco de España dejó de generar inflación. Se devaluó la peseta y se liberalizó el comercio, abriéndose un rendija a la inversión extranjera.

El empleo fue el damnificado inmediato, pero sólo con el shock inicial que fue de alcance general: subida de precios y congelación de salarios, amén del inicio del éxodo de trabajadores a Europa pero aún lejos del “Vente a Alemania, Pepe” de Pedro Lazaga, Alfredo Landa y Tina Sáinz de los comienzos de lo 70, cuando era un hecho habitual.

En fin, otro agujero al cinturón. Pero en 1964 ya estábamos al nivel de 1935 y la industria, primero, y los servicios, después, comenzaron a absorber fuerza laboral del campo, éxodo urbano incluido, que posibilitó una mínima reforma agraria silenciosa, explicaba José Carlos Herrán, continuación de la iniciada durante la II República (que esa es otra; pero no corresponde a este Post).

Como el Turismo era la fuente de entrada de divisas más visible, se fio todo al objetivo de crecer -y cuanto más, mejor- en oferta y demanda. Obsesionados por la cantidad, nos pusimos el mundo por montera: nada de criterios selectivos ni análisis económico. Todo el monte costero era orégano turístico.

En 1962 se crea la Dirección General de Empresas y Actividades Turísticas (a la que llegaría Pedro, don Pedro, Zaragoza en octubre de 1969) que planificó y comenzó a trabajar con un préstamo de 200 millones de pesetas, a los que se agregó un crédito de 100.000 dólares aportados por la ICA para la propaganda turística de España en Estados Unidos, que no era precisamente el mercado más interesante; pero eran los fondos que llegaban y con ellos a currar.

Lo mejor de la DGAET de los años 60 es que alumbró el Estatuto Ordenador de las Empresas y Actividades Turísticas -por Ley del 8 de julio de 1963- y la Ley de Centros y Zonas de Interés Turístico Nacional (28.12.1963).

Manuel Fraga había llegado al Ministerio de Información y Turismo: 1963. El trabajo venía de su antecesor, pero él lo agilizó y lo llevó a cabo. La ordenación y la coordinación del Turismo queda perfectamente delimitada por el Estatuto y el interés turístico se fijaba en zonas. Habíamos lanzado la oferta: ¡tonto el último!

Existía, recordemos, una vía financiera a través de la ‘célebre’ Póliza de Turismo, pero era cada vez más exigua: no había mucha voluntad de cobrarla y menos de pagarla. Al final, en 1964 se integró en el Impuesto de Tráfico de Empresas (ITE) y hubo una regularidad en su cobro -sin que figurara como tal- pero sus fondos se confundían en el general y no iban en exclusiva a Turismo. Total, que este impuesto desapareció (1985), sustituido por el IVA, y de la Póliza de Turismo ya nunca más se supo.

En los 60, la política turística siguió centrada en el control de los precios. Por un lado, los hoteleros; con normativa específica en 1962, 1963, 1966, 1967 y 1969. Por otro lado, para el menú turístico y del plato combinado turístico, de los que ya nos ocupamos en un post: Circulares núm. 15 y 29, de 31 de julio de 1963 y 30 de junio de 1964. Y como se desmandaba la cosa, se recordó en 1965, 1969 y 1970.

La legislación turística en los 60 fue muy abundante, “Zapatones” por medio: Requisitos mínimos en infraestructura para alojamientos turísticos, Libro de Reclamaciones, titulaciones para desempeñar tareas directivas en hoteles y normativas sobre sanidad, seguridad y habitabilidad en apartamentos. También se crean infinidad de premios: que si embellecimiento turístico de pueblos, que si fotografía turística y que si todo lo que pudiera tener apellido turístico; porque hubo premios para todo el imaginario posible, estimulando la noble competencia.

Se recupera el Crédito hotelero, se crea el Registro de Denominaciones Geoturísticas (que aparece en otro de mis Post al respectode la marca Costa Blanca), se articula el régimen de reservas hoteleras y se ordenan tanto el trabajo para la Industria hotelera como la oferta turística.

También se crea la Escuela Oficial de Turismo y se reglamentan los centros no oficiales de Enseñanzas Turísticas.

Pero lo más sonado, para mí, es que conscientes de cómo está el parque en los municipios turísticos y las dificultades de financiación, desde el Ministerio se fundamenta que se concedan créditos a las Corporaciones Locales de zonas turísticas para la realización de las llamadas Obras de Interés Turístico.

El objetivo fundamental de la etapa que hoy nos ocupa, la década de los 60, fue el de alcanzar el máximo grado de desarrollo turístico. El turismo de masas se tomó como la garantía de estabilidad del fenómeno turístico y de la entrada de divisas, que el clarísimo objetivo de todo el proceso.

Y se invitó a los españoles a sumarse, en masa, al turismo. Y se aprovechó el tirón de la novedad, la televisión (con emisiones regulares desde 1966), para poner en marcha un programa: Conozca Usted España que pretendía incitar a descubrir esta maravillosa España. Porque, en el fondo, lo de los extranjeros y las divisas estaba muy bien, pero hacía falta elementos patrios, celtibéricos, para “evitar excesos”.

Le leí a Rafael Abella (“La vida cotidiana bajo el régimen de Franco”; Temas de Hoy, 1996) que el obispo de Ibiza, fray Antonio Cardona, era beligerante contra los turistas extranjeros a los que llamaba “indeseables” por su “indecoroso proceder en las playas, bares y vías públicas”. Y a ellas -¡pobrecitas ellas!-, a las turistas, les dedicaba sus más encendidas palabras: “Nadie se explica por qué se autoriza aquí la estancia de féminas extranjeras, corrompidas, corruptoras, que, sin cartilla ni reconocimiento médico -¡ahí duele!-, vienen para ser lazo de perdición física y moral de nuestra inexperta juventud…”. Y a los primeros ‘hippies” ibicencos también dedica el fraile su homilía: “ni tampoco sabe nadie como pueden tolerarse ciertos individuos carentes de medios de vida, de los cuales dice la voz pública que viven exclusivamente del vicio que facilitan y propagan descaradamente…”. Y nos quejamos de don Pablo Barrachina que quiso sustituir el cartel de Benidorm por otro que pusiera Gomorra.

El 16 de octubre de 1969 el almirante Carrero Blanco, vicepresidente del gobierno de entonces, le pidió a Franco la cabeza de Fraga. Paul Preston señala incluso el argumento: “porque en aras de un turismo de alpargata, se protege en los clubs play-voy el estreaptesse”. (literal)










11 dic 2018

DE POLÍTICA TURÍSTICA EN ESTE PAÍS (IV) – De la 1ª vez que hubo política turística en España




Y aunque costó lo suyo saberlo, cuando en 1949 se firman los primeros créditos de bancos USA a España, Luis Botín montó una gran campaña de promoción por los EEUU. En  el  mes de enero de 1950 se lanzó a una gira de dos meses abriendo oficinas de turismo en NY, Chicago, LA y San Francisco e invitando a visitar España a una delegación de periodistas estadounidenses. 37 se presentaron y se los trajo a Madrid; el 7 de febrero de 1950 llegaban a Barajas. Tras una semanita de visitas por la España imperial, los despidió muy cordialmente y se embarcó, como postrer servicio en su cargo, en una rápida descubierta por Europa -Francia, Italia y Grecia (¿?)-, para lo mismo y con el mismo éxito y resultados. Al final, recogió sus frutos: algo más de 750.000 turistas para el último estertor de las década de los 40.

Después de estos viajes y las campañas de promoción, la década de los 50 la abrimos abriendo el Ministerio de Información y Turismo (19.07.1951) con secciones de “Censura” (en realidad se llama Información; pero hoy estoy un poco revoltoso), Prensa, Radio, Cine, Teatro y Turismo. El ministro era Gabriel Arias Salgado y el director general de Turismo fue Mariano Urzáiz y Silva, conde del Puerto (del Puerto de Santa María). En fin, que en 1951 se creó como un ministerio como Ministerio de Propaganda, pero en materia de Turismo, la mejor propaganda. Se lo curró.

La base era informar a la opinión pública de la acción de gobierno (Ministerio de Información) por todos los medios (prensa, radio y tv) y colaron los espectáculos (cine y teatro) por en medio que también hacía su papel. Pero la principal misión era hacer lo que sea para nivelar la balanza de pagos con la entrada de divisas: incidir en el Turismo.

Y es, pese a ello, a partir de este momento cuando podemos hablar de una auténtica política turística en España. Hasta entonces, acciones relacionadas con viajes y estancias con objetivos de cultura y naturaleza, principalmente. A partir de 1951 y ante los éxitos de Botín de 1950 por EEUU y Europa, se asume la promoción como propaganda, se implica al sector privado en el desarrollo de la industria turística -se les invita a asumir un riesgo, porque ya veremos- y, desde el nuevo rincón del reciente ministerio se empieza a insistir en la necesidad de adecuar el país a las necesidades del turismo. Carreteras, aeropuertos e infraestructuras básicas fue lo más demandado.

Tal vez debieran haber sido primero las infraestructuras básicas, pero como atraía como estaba el país, pues se dejó para ese tercer lugar.

Ojo, que en 1951 se crea una Comisión Interministerial de Turismo y el director general de Turismo -y cuando compete, el señor ministro- se convierte en el monstruo de las galleta del Gobierno: un arbellón sin fin. Se elabora el primer Plan General de Intervención Pública en el Turismo que luego se dulcificará -los ministros protestaban de las injerencias del colega de Turismo- como Plan Nacional de Turismo (1953) que entiende el carácter dinamizador de la actividad turística, el impacto en la balanza de pagos y que -pildorazo del Régimen- los turistas que nos visiten se convertirán en nuestros principales propagandistas.

Lo primero, facilitar los trámites en fronteras; después, aumentar la capacidad de alojamiento, una Escuela Superior de Hostelería, regular la actividad del camping, quintuplicar el presupuesto de propaganda exterior y crear un instrumento de planificación del desarrollo turístico a través de la declaración de Zonas de Interés Turístico… que no fueron el auténtico planificador que se necesitaba. Pero se intentó.

Al acabar el año: 1’26 millones de turistas y 29’5 millones de dólares de ingresos.

Y esa política turística embrionaria de 1951 sirvió para que se implantaran, con fuerza, nuevas profesiones: Guía de Turismo, Guía-Intérprete de Turismo (Ah, los idiomas) y Guía Correo de Turismo.

Incluso se reguló el alojamiento de turistas en casas particulares (05.06.1953) que hasta entonces era una práctica habitual pero ajena a regulación y control… como lo siguió siendo hasta el cisma de hoy en día. Estaba regulado; se sabía, pero en aquella España del apretón de manos como cierre de trato era una actividad que solventaba muchas cuestiones económicas del duro invierno -gracias al alquiler del verano- en pueblos de costa donde le dejabas la casa a los de la capital -y te ibas a la caseta de pescador de la playa a pasar los tres meses- era normal y nadie entraba en detalles. Porque el veraneo eran tres meses y de eso comenzaba a tratarse, aunque lo más de los ciudadanos pensaran en echar colchones al Pegaso y bajo las lonas y en la caja del camión pasar un largo de fin de semana de verano en la playa. Con albornoz al salir del agua, pero con el deseo de vivir al modo de los europeos el verano.

Eso sí, para la red estatal de alojamiento se dieron unos privilegios: monopolio estatal para los términos “Parador” y “Albergue” (nadie podía llamar a su nuevo hotel “Parador Tal” o “Albergue Cual”) y un radio de 10 kilómetros de segura exclusividad frente a cualesquiera otra instalación hotelera privada (17.02.1956).

Se hicieron algunas barrabasadas más. Y esta que les refiero ahora fue con el mundo del cine. Ya que compartían Ministerio, Cine y Turismo comenzaron a ir de la mano en algún bodrio patrio. Tal es el caso de “Veraneo en España” (1956), dirigida por Miguel Iglesias Bonns, con el elenco protagonista de Paco Martínez Soria y la pareja artística del Príncipe Gitano y Dolores Vargas; y el secundario de Emilio Fábregas, Diana Mayer y Mary Santpere. Un millonario inglés, Mr. Andrew Kerrygham del mismísimo London, que se enamora en un viaje de verano de una “andaluza” -que no lo es- y que pertenece a una banda de estafadores. Ah, se vuelven locos los españoles de entonces, en la peli, al ver un transistor[1]… del tamaño de un ladrillo.
Ni se pusieron de acuerdo en el cartel; se mascaba la tragedia. Película no apta ni para orates. 


En el 57 se reguló de nuevo la Hostelería refundiendo las reglamentaciones vigentes y salió una nueva clasificación hotelera, la nueva regulación de precios y la regularización de los procedimientos de inspección y sanción administrativa para disponer de unos servicios de primer nivel… que fueron un poco a su aire.

Facilidades aduaneras al turismo posibilitaron la importación de vehículos particulares y hasta se potenciaron las cuestiones relativas al incremento de llegadas por vía aérea.

Y camino del Plan de Estabilización de 1959 se consiguieron firmar convenios entre la norteamericana ICA -International Cooperation Administration[2]- que posibilitaron a la Oficina Española para las Relaciones con Norteamérica recibir un primer crédito de 122,5 millones de pesetas dirigido en exclusividad al desarrollo del sector turístico y que en años siguientes se incrementarían. La ICA se implicó de lleno en el desarrollo del incipiente turismo en España.







[1] Radio a transistores; radiorreceptor a transistores: pequeño receptor de radio portátil que utiliza circuitos electrónicos a base de transistores popularizado a partir de 1954 y que se popularizó durante las décadas de 1960 y 1970, cambiando los hábitos de las personas al permitirles escuchar música y noticias donde quiera que fueran. A partir de comienzos de la década de 1980 las radios a transistores AM fueron superadas por dispositivos con mejor calidad de audio y portabilidad. [Aclaración para los dela ESO y posteriores]
[2] Agencia predecesora de la Agencia Norteamericana de Desarrollo internacional (US AID). Operó entre 1955 y 1961